22 de junio de 2005

20 años no son nada...

Siempre quisiste una hermanita, claro que “rucita”, es decir rubiecita, tal como la vecinita que te gustaba. Tan feliz cuentan que estabas cuando tu hermana por fin llego, que renunciaste a toda tu colección de jeringas de todos los tamaños que con tanto orgullo lucias en 2do básico, a cambio de esperar la llegada de tú hermanita y tu madre desde la clínica con un pequeño paquetito de Omo, para que le lavaran la ropa y una cajita de té, para que se lo dieran, además de un osito.

Esos 7 años que nos separaban, más nos unieron, y yo confiaba en ti, incluso mucho más que en mi papá, pese a que en esos años vivíamos juntos. Te acuerdas cuando me enseñaste a andar en bicicleta?, cuando me enseñaste a abrochar los cordones de mis zapatos?...
La separación definitiva de nuestros padres, casi no la percibí, por que creo que desde siempre fuiste tú el que me cuidaba, y me llevaba al colegio tomada del cuello, y decías que yo era tu bastón y tu el mío.
Ya tenías como 14 años, cuando ahorrabas el dinero que te daban en la semana con la única intención de que si yo me portaba bien, y tenia bunas notas, iríamos por un helado, y luego te acompañaría a la parroquia, con tus amigos, siempre que yo dejara que tu eligieras mi ropa, por que si bien no te molestaba salir con la pendex, buscabas siempre sentirte orgulloso de ella. Recuerdo que te quejabas de dolor de rodillas, y como no? si antes de los 15 años medias 1.80, y aun que un año antes habías ido al doctor y no te encontraron nada, un año después los dolores parecían ser peores....

Y ahí estábamos esperando tu cumpleaños numero 15, para partir tu torta, pero tu habías ido al doctor y no llegabas nunca... Hasta que por fin apareciste, y ahí estábamos con mi abuela, “la Bebe”, nuestro hermano mayor y la mamá, cuando respondiste que te habían llevado al hospital y que querían que se presentaran allá a primera hora del día siguiente, en “ONCOLOGÏA!!!”, a lo que agregaste “que es oncología?”, y luego del silencio angustiante, la Bebe y mi mamá te dijeron que no sabían, lo que es inverosímil considerando que ambas eran enfermeras, y que tu no supieras con lo preguntón que eras, tampoco sonaba creíble.

Desde ese día todo cambio, pero no mucho para mi, que a no ser por que al día siguiente encontré a mi mamá llorando desconsolada y gritando en el patio, que me fuera, que quería estar sola, yo no habría notado nada, por que para mi todo siguió siendo igual, y aun que a veces la Bebe y la mama hablaban a escondidas, y comenzaron a ir más de lo habitual contigo al doctor y a exámenes. Tu seguías estando y preocupándote por mi.
Recuerdo que en un periodo te sometieron a quimioterapia, para combatir ese Sarcoma Óseo, luego de lo cual, por un tiempo (eterno para mi) te quedabas en la pieza a oscuras, con un balde para vomitar y sin ver a nadie ni hacer nada...

Al final de cuentas, esos dos años en que más empeoraba tu enfermedad, más iluminabas mis días, mientras yo no percibía que nuestra despedida se acercaba, los días pasaban juntos compartiendo los dulces que te llevaban y conversando de noche a escondidas mientras me hacías prometer un sin numero de compromisos con mi futuro y con mi mamá....

Nunca habría imaginado que el día de tu partida estaba tan cerca, menos escuchándote hablar de todos tus planes tan llenos de vida y de voluntad...

Han pasado 20 años, desde que te fuiste, han pasado 20 años en que te recuerdo y te extraño, sin abandonarme al dolor, por que tu, desde el propio me enseñaste a no rendirme, y que aun que las piernas ya no te respondían, y ninguna parte de tu cuerpo lo hacia, sólo me demostraste tu lucha por volver a ponerte de pie...

Y aun que los años nublaron la fe de la vida eterna, y la esperanza de un re nacer después de la muerte, no puedo dejar de reconocer de que si la muerte es sólo un largo sueño, yo quiero sumirme en uno maravilloso en que tu y yo nos reencontremos en un abrazo fraterno que ha quedado pendiente por estos 20 años, por que al final y al cabo como diría Gardel, “20 años no son nada” y yo podría esperar muchos más si la recompensa es agradecerte el paso por mi vida, y tu ejemplo de que esta, se debe vivir sin dejarse abatir...

5 comentarios:

unsologato dijo...

Un ósculo felino de esos conmovidos por el relato y que también se alegran con tu regreso.
Chau.

Hans dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Anónimo dijo...

CLAP CLAP CLAP!!!
hermosa historia, realmente vale la pena conocer a esta chiquilla, me emociono mucho lo que aca escribiste.

saludos!

vacherub.-

Dying dijo...

No hay mucho comment que hacer aquí excepto compartir tu dolor y brindar respetos por la memoria de una persona tan maravillosa como la que tuviste la dicha de conocer.
Un abrazo,

Filosofox_79 dijo...

Antes que todo, un fuerte abrazo.

No sé si fue por tu forma de escribir o que leí entre líneas que llegué a divisar la historia entre usted y su hermano, se que son temas muy complejos y que nadie puede entenderlos a cabalidad, siempre hay matices de vida que hacen que cada persona ajena que se refiera a éstos temas, en demasiadas oportunidades, se sienta como un ignorante más.

Sólo puedo señalar una frase de Richard Bach, la cual en su contexto máximo, nos ayuda a entender un poco lo que significa una vida.

No la recuerdo textual, pero haré mi esfuerzo:

En esta vida no nos pertenecen las cosas, las personas o los lugares, lo único que realmente nos pertenece son nuestros propios recuerdos.

Prometo que buscaré la frase y te la adjuntaré.

Saludos.