28 de diciembre de 2004

De-Sastre

Hay superhéroes que me han comentado que no le temen a los temblores, yo si.
Me da miedo no saber cuando y como terminará.
Me da miedo pensar que se puede venir a bajo todo y yo encontrarme a muchos kilómetros de mis seres queridos, teniendo que pasar horas antes de constatar que ellos se encuentran bien.
Y es que no me quiero morir, al menos no antes que mi madre, puesto que ya la vi sufrir por la muerte de un hijo, y lo único que le pido a la vida es no ser yo la que le de nuevamente ese dolor.
A parte de eso, la muerte en sí no me atemoriza, pero no quiero morir atrapada luego de horas de agonía, o de contusiones múltiples o simplemente por asfixia como les ocurrió a los habitantes de gran parte de las costas asiáticas.
No quiero despertar un día y ver que el lugar donde yo vivo ya no existe y esta reducido a un montón de escombros, en donde los vecinos son cadáveres apilados en las calles o donde el agua arraso con casi todo, y lo que no, lo inutilizo para luego dar paso a múltiples infecciones y enfermedades.
No quiero deambular por las calles con la esperanza de encontrar a mis seres queridos con vida o al menos muertos, mientras no hay agua disponible para calmar la sed ni menos alimentos.
Ni quiere mi mente, pensar que todo ese horror hoy se vive al otro lado del mundo.

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