Vidas fascinantes

Que el perfume se derrame hasta asfixiar, que los llamados para salir esta noche esperen, que los viajes se posterguen, que el maquillaje se instale correctamente sobre los labios y se quede ahí hasta el amanecer…

Que esta noche tu chica espere, y que el closet me ilumine con el vestuario adecuado… que los autos se queden estacionados, que el mejor vino llegue a nuestra mesa, donde el humo, el glamour y el queso con su dulce acompañante, acompañen.

Que el reloj se detenga, que los recuerdos nos traigan risas y que esa música que llega a nuestros oídos nos invada de todo lo ya vivido…

¡¡¡Tienes razón, nuestras vidas no son fascinantes!!!

Pero un beso perdido, el exceso de vino y mis labios ya morados con el amanecer inoportuno, me hacen creer, que de cuando en vez, cuando vuelves a mi vida, cuando recuerdo que alguna vez, aquí hubo amor, del más desquiciado y fulminante… de ese que nunca más se ha vuelto a detener, la vida vuelve a ser fascinante.

Ahora, cada cual por su lado, con su cotidianidad y monótona vida, de esa que uno intenta vender como perfecta y equilibrada donde la conformidad no es una palabra oportuna, y queremos disfrutar del éxito perpetuo y de toda la frivolidad que nuestros discursos desprecian, como si la lucidez mental (con que me iluminas), nos hiciera tan poderosos y autosuficientes para marginarnos…

Y que vah, la vida sigue y seguirá…
y si algún día paso un amor así,
capaz de fascinar mil años después…
La vida sí es fascinante!